Partiendo de la idea de que a las mujeres se nos ha desprovisto de poder personal, recuerda que, en nuestro imaginario cultural el hombre está hecho “a imagen y semejanza de Dios” mientras que a la mujer se nos sitúa en un rango inferior, de carencia e incompletud. Así, nos pasamos parte de nuestra vida queriéndonos acercar a ideales que poco o nada tienen que ver con la esencia de cada una de nosotras. Asumiendo nuestra imperfección ante el mundo, acomplejadas, comparándonos, víctimas del envejecimiento, los kilos, los estereotipos de género, etc.. que nos hacen desconectar de nuestro poder personal, nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestra capacidad creativa y regeneradora… Descubrir nuestros dones y talentos, así como nuestras ciclicidad y la variedad de arquetipos que conforman nuestra psique, aceptar nuestra luz e integrar nuestra sombra. Mostrarnos como somos ante nosotras mismas y ante el mundo, genera una fuerza interior brutal.

Si además se hace en un lugar seguro, cuidado, amoroso y en compañía de otras mujeres, la oxitocina nos desborda y nuestro estado físico y mental mejora considerablemente.

Para terminar, realizo una sesión de fotos con cada mujer, para más tarde, en postproducción, jugar a incluir elementos que potencien la imagen simbólica. Nunca retoco en ningún modo los cuerpos de las mujeres, porque todas son tan bellas y hermosas que con su brillo interior ya generan imagenes poderosas. Cada una con su energía especial.